¿Qué es la mediación familiar?

“La mediación es un proceso en virtud del cual un tercero, el mediador, ayuda a los participantes en una situación conflictiva a su resolución, que se expresa en un acuerdo consistente en una solución mutuamente aceptable y estructurada de manera que permita, de ser necesario, la continuidad de las relaciones entre las personas involucradas en el conflicto.”

¿Por qué es importante la mediación familiar?

Debido a la mejora de la calidad de vida y al avance de las ciencias médicas se está originando el fenómeno demográfico denominado “envejecimiento del envejecimiento”, es decir, que en sólo 20 años se ha duplicado el número de personas mayores de 80 años, llegando a superar los cuatro millones, lo que supondría más del 30% de la población mayor. Estas estimaciones son aún más negativas en estudios internacionales de prospectiva, y en las proyecciones llevadas a cabo por la Organización de Naciones Unidas, que sitúan a España, en el año 2050, como el país más envejecido del mundo, de cuya población el 40% superaría los 60 años.

Como resultado de esta nueva realidad social, el porcentaje de personas de mediana edad que tienen que afrontar el cuidado de sus padres es cada vez mayor, con el consiguiente riesgo de sobrecarga, agotamiento y abandono en los cuidados, cuando no se cuenta con el apoyo adecuado para hacer frente a la nueva situación y los importantes cambios en la vida de las personas que ésta genera.

Para hacer frente a estas nuevas necesidades que surgen en la sociedad española, se dicta la Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia con la finalidad de promocionar la permanencia de las personas en sus entornos y el cuidado no profesional dispensado por los familiares, aunque sean auxiliados de algún modo con apoyos formales (profesionales) domiciliarios. La mayor parte de las familias tendrán que asumir tarde o temprano las consecuencias psicológicas y sociales de este hecho, y el surgimiento de posibles conflictos entre sus miembros, pero obviamente cada familia lo afrontará y canalizará de una manera distinta, en función de la calidad de sus relaciones, de su trayectoria como grupo y de la disponibilidad de recursos, dado que las administraciones públicas no siempre tienen agilidad de respuesta ante las contingencias que se derivan de los cuidados a las personas en situación de dependencia, además de que esta respuesta suele ser absolutamente subsidiaria a las necesidades reales de atención durante 24 horas.

En este sentido, existen familias con una potente estructura para cobijar la vulnerabilidad de sus miembros, sin obstáculos especialmente significativos en este camino; por el contrario, podemos encontrar familias en las que las controversias y disputas acerca del cuidado de los padres generan mayores complicaciones, surgiendo posturas encontradas que bloquean toda posibilidad de dialogo y toma de decisiones, a fin de procurar unos cuidados adecuados a las personas que más los necesitan.

Estas situaciones mantenidas a lo largo del tiempo y sin la ayuda necesaria, pueden derivar en la ruptura total de vínculos entre los miembros de la familia, ante la incapacidad personal de resolver pacíficamente los conflictos. Es aquí donde la mediación familiar, como proceso estructurado de gestión de conflictos, juega un papel decisivo tanto a nivel preventivo, como de resolución de las dificultades que implica asumir el cuidado de las personas dependientes, contribuyendo de forma eficaz en la mejora de la calidad de vida de las personas involucradas.

Fuente: “Mediación familiar en conflictos derivados de la atención a situaciones de dependencia”, de Francisco Góngora Gómez (2018).

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